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Cinéxtasis

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Notas

Ricochet del Dir. Rodrigo Fiallega

La palabra “Ricochet” que significa un tiro o golpe que rebota una o más veces en una superficie funciona como mecanismo de arranque para la historia de Martin, un holandés que habita en un pueblo jalisciense. Su vida se ve afectada cuando se entera de que el presunto asesino de su hijo va a ser puesto en libertad al carecer de pruebas de su culpabilidad. El protagonista toca pared de un lado a otro, se encuentra con otros personajes que expresan monólogos literarios sobre el dolor, la venganza, la fortaleza y la muerte. Como una bala perdida que busca su destino, una pelota que rebota para encontrar a su dueño. 

El director nos lleva a un viaje emocional, toma su tiempo para que conozcamos al protagonista en toda su complejidad, para llegar a encontrar los mecanismos rotos que le ocasionan tomar las duras decisiones en el último acto. Es una película que invita a reflexionar al espectador bajo las conversaciones que tiene Martin con otros personajes, de manera filosófica y con metáforas como cuando éste se encuentra con un granjero que prepara a su gallo para una pelea, el cual es voraz, su piel aguanta unos piquetes hasta su límite para matar al animal contrincante, en ese momento vemos algunas pistas de lo que sucederá más adelante. Rodrigo Fiallega confía en su audiencia, con una dirección minimalista en los detalles visuales. 

Martijn Kuiper es sobresaliente dentro de su personaje y por el rasgo extranjero (este provoca desconcierto en el espectador) es una clave de la fragmentación de su personaje, aislado de su comunidad, obligado a convivir con otra cultura distinta a la de él y fingir que todo está bien cuando nada lo está. Toma al personaje ficticio escrito por el director y lo entierra bajo su piel para darle credibilidad. Su trabajo actoral le da mayor peso al estudio del personaje que estamos presenciando, conforme avanza la trama, entendemos que la corrupción lo lleva a transformarse de un hombre común a un monstruo.

En cuanto a aspectos técnicos, la fotografía de Natalia Cuevas le da una especie de atmósfera fantasiosa cuando estamos dentro de la casa de Martin, parece ser un lugar seguro para él, los colores se ven más saturados, el verde de las plantas y el azul del cielo da la percepción de un cuento pero al salir, la paleta de colores cambia para retratar la realidad del pueblo tal y como es, el mundo es crudo, ruidoso, alejado del ambiente de la casa. 

Al final “Ricochet” es un relato sobre la venganza, la búsqueda de la justicia puede destruir a un ser humano para convertirlo en monstruo. 

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