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CREED – Mi existencia no es un error

POR: JAIME ROSALES @JaimeRosalesH

En Cinéxtasis creemos firmemente en que el cine es un generador de emociones, y son precisamente esas emociones que nos transmite, buenas, malas, desagradables, divertidas o hasta aburridas, las que narraremos película a película. No esperen de nosotros resúmenes eternos y reseñas aburridas, nuestro compromiso es con la emoción. De ahí que jamás podremos entregar a nuestros posibles lectores objetividad. Para eso búsquense otro sitio…. Establecido lo anterior hablemos de “Creed: Corazón de Campeón”…

Todo hijo abandonado a su suerte cree que el error está en él, no en sus padres, su vida por tanto carece de todo valor, su existencia misma está injustificada, es un accidente, una equivocación, un simple error. Ni siquiera sus padres lo quisieron…

Pero “Creed: Corazón de Campeón” nos demuestra que vales por lo que eres, por tu propio esfuerzo, por tu determinación, no por tu historia ni por tu apellido. Creed nos demuestra que el cine puede seguir inspirando, que el cine puede seguir siendo el entretenimiento ideal, y el director Ryan Coogler nos demuestra además que podemos tener historias que  emocionan y nos hacen llorar sin dictar en ningún momento códigos de conducta o lecciones moralinas del deber ser o el deber hacer. El esfuerzo individual y colectivo resultan en el reconocimiento de tus propias capacidades, de entender que sólo tu voluntad te llevará al éxito, no importan ni los nombres, ni el dinero ni el origen. Michael B. Jordan lucha por su propia existencia en el papel del hijo del mítico “Apollo Creed” y Sylvester Stallone regresa como el legendario “Rocky” sólo para entender él mismo (tanto Stallone como “Rocky”), que su momento ya pasó, que su época quedó grabada allá atrás, en una pared, que es el momento de alguien más, no tiene que ser de tu propia familia, no tiene que ser alguien con quien hayas convivido mucho tiempo, puede ser un muchacho voluntarioso al que apenas acabas de conocer.

Stallone, además, nos entrega a un “Rocky” entrañable, un personaje siempre calmado, centrado y hasta adorable, cosa que muchas veces no logró, particularmente en las entregas 3 y 4 de la saga. Él ya no es el protagonista, él ya no es la estrella que brilla o soporta golpes devastadores, es un viejo que entiende que lo mejor de su vida ha quedado atrás, pero jamás entrega a un personaje lastimoso o repugnante, es el tío que encausa y el tío que da lecciones y que impulsa, pero no es el tío molesto ni odioso que nos dicta desde una palestra de autoridad falsa.

“Creed: Corazón de Campeón” además nos muestra, contrario a lo que sucedió con Star Wars, que puedes inspirarte en historias pasadas, en épicas batallas del ayer, y utilizarlas para crear y encausar a una nueva generación. No todo en Creed es homogéneo y en el guión sí encontramos pequeños vacíos que no logran hundir a la película y a su ritmo: la relación entre el protagonista Adonis Creed y su nuevo amor “Bianca” no logra sustentarse del todo, es fortuita y no lo suficientemente profunda o emocional y los motivos de su madre adoptiva por darle una vida diferente al hijo fuera del matrimonio de Apollo Creed tampoco logran tener un sustento real en el transcurso de la película. Finalmente ¿Qué les transmitió a ustedes Creed?

 

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