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Under the Radar: Inherent Vice – ¿Cuáles expectativas?

 

By Cinéxtasis

Creo que aquí en México le pusieron “Vicio propio”, no recuerdo porque nadie habló de ella más que alguno que otro crítico s​nob como su servidor. Esta columna intenta destacar aquellas películas que fueron relegadas por el cine comercial y las frívolas taquillas occidentalizadas. Más que un comentario c​hairo,​el escritor de esta columna desea brindarle, ilusamente, una voz a todas aquellas cintas que no pudieron disfrutar los reflectores de la fama y que, sin embargo, son una buena propuesta cinematográfica.

Por comodidad vamos a referirnos a esta película como “Inherent Vice”, porque representa lingüísticamente mejor el significado de la misma. Además que satisface más mis necesidades de p​ocho​capitalino.

Del director de entregas nominadas al Óscar como “There Will be Blood” y “Magnolia”, entre otros éxitos; vemos a Paul Thomas Anderson adaptando la enigmática novela de Thomas Pynchon del mismo nombre. A la mezcla se le unen las actuaciones incómodas de, nuestro actor de labio leporino favorito, Joaquin Phoenix, de Owen Wilson (el güero de la nariz rota) y Josh Brolin, el arquetípico policía b​ueno.​

Una plétora de personajes inundan la pantalla sólo durante unos segundos, contando la historia de Larry “Doc” Sportello, un investigador privado, al que su ex­novia acude cuando su pareja actual, un acaudalado agente de bienes raíces, desaparece por razones completamente misteriosas; todo a la luz de los jóvenes años setenta. La premisa no parece muy complicada, pero los detalles en la dirección de la cinta son e​l​infierno…

Sin duda, éste no es un filme para todos, inclusive, es para muy pocos. Cuenta con un ritmo lento –proclive para la contemplación y la introspección–, una historia incoherente hasta muy avanzada la película, todavía más atenuada por la inconexión de las situaciones, donde lo surreal se queda corto en el proceso de las imágenes en la mente del espectador. Aunado a ello, parecería un esfuerzo flojo del director, revelar todos los p​lot points​de la película a través del diálogo y no con la dirección fotográfica.

Aún así, cuando la audiencia supera la inicial incongruencia, lentitud y acepta al adicto a la hierba y otros narcóticos de Joaquin Phoenix, se le revela al espectador la grandilocuencia de un filme lleno de humanidad (de la ‘mala’ humanidad).

‘Doc’ lucha contra la constante discriminación y su propia inquebrantabilidad frente a la corrupción. Al hacerlo el espectador se cuestiona cómo nuestro protagonista puede vivir con una idiosincracia que, uno, no parece comprender, y dos, contraviene en todas las decisiones del mismo. A partir de ello, surge la incoherencia de los actos, diálogos y tomas que parecen todas ir en función de joder a nuestro personaje en su devenir.

Ése es el ‘Inherent Vice’: cuando el humano esta viciado de tal manera que lo único que lo destruirá eventualmente es él mismo. Todos los personajes que avistamos en la pantalla parecen tener como único propósito el de ponerse el pie. Sólo en unos cuantos minutos de aparición en el cuadro, la mayoría de nuestros actores tienen motivaciones extrañas que los llevan a actuar en su propia contra.

Todo esto es un comentario –y exhortación– a recordar las líneas metatextuales de este filme. E​l todo supera a la suma de sus partes.​Desde un constante sentimiento de paranoia, esta adaptación, busca deconstruir a sus personajes en una crítica al miedo de lo desconocido; sobretodo aquel que es propio de una sociedad que evoluciona a niveles temiblemente exponenciales.

Parte del poco éxito en la crítica y en la taquilla de esta película se le puede atribuir a que ningún género se le atañe. La cinta rompe con todas las expectativas que puedan surgir del tráiler (los tráilers son diseñados para destacar las cualidades puramente comerciales) y con ello la incertidumbre del espectador. Además, es evidente que Paul Thomas Anderson procuró una adaptación que cumpliera con la complejidad de la novela y no tanto a la audiencia.

En breve, la película debe ser vista como si al principio apareciera un d​isclaimer:​ “No esperes nada, los personajes son efímeros, todo es una farsa.” Teniendo eso en mente, no aseguro que disfruten de esta película, pero al menos comprenderán que la historia no es lo único que compone una película.

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